martes, 12 de noviembre de 2013

No me etiquetes que me hundo (déjalo, ya me etiqueto yo).

Soy S., soy V., soy Raven en otro idioma que no es el inglés. Lo dice mi DNI, no yo. Soy yo con otros nombres, otras identidades, otros supuestos. Pero al fin y al cabo yo. Una voz en medio de la marea o de la nada, en medio de según qué o cómo se mire. Un grito. Alguien que insiste, que no insiste pero que tira "pa lante" ¿qué otra cosa se puede hacer a día de hoy? Un susurro de fondo que nadie más oye en esta marabunta de informaciones superfluas, repetidas, sectarias, dogmáticas.

Soy la norma, soy normal, soy normativa. La que se plantea muchos "¿Y si...?". Heterosexual sin más pretensiones y sin darle o quitarle importancia. Monógama. No me importa lo que seáis vosotrxs mientras seáis personas. Soy rígida con mis principios, severa, inflexible, implacable, sobre todo conmigo misma. No me importa decirte cosas feas si las pienso de verdad. A veces las digo por despecho porque soy humana. Como tú. No paso ni una. Ni una.

Soy simétrica, de ángulos agudos donde el canon dice que tienen que ser agudos y formas suaves donde dice que han de ser así. No es mi culpa. No elegí ser así, no sé si me importaría ser de otro modo porque... Bueno, porque soy así y punto. A mí me gusta, no sé por qué a ti te hace sospechar. Cada cual es como es. Más cercano a lo común o menos pero es quien es y ya. 

Yo soy una guerrera y no me gusta estarme callada si veo que puedo hablar. O gritar. O agarrarte por las solapas. Soy agresiva y hay gente que me tiene miedo. No miedo de verdad, simplemente temen que les diga algo que no les guste. No les culpo, a mí no me gusta que me digan cosas feas aunque sepa que son verdad. Me gusta discutir. Siempre tengo razón. Siempre. Aunque no sea cierto.

Soy como soy. Y ya. Déjame en paz, coño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario