¿Quién fue Encarnación Aragoneses Urquijo? Las fuentes nos dicen que
nació en Madrid en 1886; seguramente su infancia estaría marcada por el
Desastre del 98 y su juventud por la I
Guerra Mundial. Estudió en un colegio de monjas hasta los
doce años y después cursó estudios de biblioteconomía trabajando posteriormente
como bibliotecaria. También fue escritora y periodista pero su nombre no viene
en los manuales de Historia de la
Literatura española. ¿Quién era Encarnación Aragoneses? Quizá
si miramos por su seudónimo: Elena Fortún. Tampoco sale, pero sí la conocemos,
de oídas, es un eco lejano de la infancia. El Diccionario de seudónimos
literarios españoles dice,
Fortún, Elena: Seudónimo de la aragonesa Encarnación
Aragoneses Urquijo (1886.1952), autora de muchos cuentos de niños durante los
años de 1940-1950: El bazar de todas las
cosas (1940), Celia y sus amigos
(1942); […] (muchos de los cuentos de Celia tuvieron muchas ediciones. Colaboró
en Blanco y Negro[1]).
¡Por fin! La encontramos. Pero sólo
es un espejismo, la entrada del Diccionario, está plagada de errores: Elena
Fortún nació en Madrid, no en Aragón, y las fechas de las publicaciones no
están bien, por ejemplo Celia y sus
amigos fue publicado por primera vez en 1935; además los cuentos de Elena
Fortún se publicaban en diferentes revistas a partir de 1929. Pero tenemos un
dato importante, el dato que la hace célebre: es la creadora de Celia,
personaje de novela infantil muy popular a partir de la posguerra española. Sus
obras infantiles se reeditaron en 1992 (en su mayoría) a cargo de la editorial
Alianza.
Encarnación
Aragoneses no fue sólo la autora de novela infantiles tan célebres como Celia y sus amigos, Celia en el colegio (la
cual estuvo censurada durante la dictadura) o Cuchifritín, el hermano de Celia; también fue colaboradora de
importantes revistas nacionales como Blanco
y Negro, Crónica, Estampa y Gente,
así como de revistas infantiles, por ejemplo Macaco o Gente Menuda.
Sus artículos trataban temas desde la medicina natural hasta el feminismo
aunque en su mayoría eran cuentos para niños. Desgraciadamente, son difíciles
de localizar y muchos de ellos se han perdido a día de hoy (sobre todo los
cuentos de las revistas infantiles). Sin embargo sí sabemos que la
II República española fue un soplo de aire
fresco en su vida ya que veía en ella una nueva esperanza para la igualdad en
derechos y educación de todas las personas fueran mujeres u hombres, pobres o
ricos. Como socia del Lyceum Club de
Madrid, conoció a numerosas personalidades de la escena cultural española de la
época: desde su fundadora María de Maetzu a Miguel de Unamuno, los hermanos
García Lorca o María Lejárrega de la que fue íntima amiga y consejera. Fue ésta
última quien la animó a poner por escrito “esos cuentos tan bonitos que solía
contar con tanta gracia”. Encarnación Aragoneses fue una mujer de su tiempo y
se preocupó de los problemas de las mujeres de su tiempo.
Todo cambió
con la guerra. Su marido, Eusebio Gorbea, era militar y tras el levantamiento
del 18 de julio se une a la causa republicana. A finales de 1938, tras haber
presenciado los horrores de una cruel guerra civil, el matrimonio huye a
Francia y pocos meses después se exilian en Argentina. La suerte ha dejado de
sonreírles. Perdida la guerra, cerrado el Lyceum Club, las mujeres españolas
han perdido todas sus libertades otra vez. La situación económica en Argentina
es penosa, Aragoneses no encuentra trabajo ni tampoco su marido, ella trabaja
unos meses como bibliotecaria a cambio de un salario muy bajo. Echan de menos
su casa de Madrid. Su hijo se va a vivir a Estados Unidos. Desesperada,
Aragoneses vuelve a España en 1948 con la intención de obtener el indulto para
su marido y así poder volver y continuar su existencia en España de forma
pacífica. Una vez más una mala noticia: en diciembre de ese año se entera del
suicidio de su esposo (que había quedado en Argentina). Desolada, traslada los
restos de éste a su pueblo natal en Segovia y en abril de 1949 regresa a
América, esta vez a Estados Unidos con un hijo. La escritora es incapaz de
adaptarse a la vida norteamericana y a finales de ese año decide volver a
España, a su casa de Madrid. En 1951 se le diagnostica una grave enfermedad que
la hará pasar los últimos meses de su vida internada en sanatorios. Finalmente
muere en Madrid en mayo de 1952.
Aunque no se
sabe mucho de su vida, pueden deducirse muchos aspectos de la misma de sus
novelas. A pesar de que éstas no son autobiográficas, Aragoneses, hace a sus personajes
pasar por unas vivencias muy similares a la suyas propias. Ella, como Celia,
estudia en un colegio de monjas o pasa de una determinada manera los años de la Guerra Civil. El libro Celia en la revolución, publicado en
1987, nos da una idea aproximada de cómo vivó la autora el conflicto bélico,
algunos pasajes son muy reveladores,
-Ya no sirve
de ná llorar… yo estaba escondido y lo vi too… El señor dijo “¡Viva la
libertad!” y toos dispararon.
…yo creo que
papá, yo sé que él tiene razón siempre y si él defiende a los milicianos es
porque la justicia está de su parte…[2]
El personaje de
Celia, que va creciendo según pasa el tiempo, había seguido la trayectoria que
se esperaba de la mujer nueva: cursaba estudios de bachillerato, al igual que
había hecho la propia autora. Sin embargo algo cambia en la autora, un pesado
manto de pesimismo la cubre con el levantamiento de las tropas en África: la
novela Celia madrecita, publicada en
el 39 (aunque escrita en el 36) está contagiada de este pesimismo. Celia ya no
podrá estudiar bachillerato, ya no será una de esas nuevas mujeres[3]. La
desgracia, al igual que en la vida de la autora, cae sobre su familia. Sin
embargo, Celia sí que encontrará un final feliz después de unos años, estando
ya en el exilio, Elena Fortún concluye la saga de Celia con el último título, Celia se casa. Puede parecer a simple
vista una salida facilona para una serie tan larga, pero hay que tener en
cuenta dos cosas: por un lado el tipo de público al que iban destinadas las
novelas de Celia, esas jovencitas de la España de posguerra, de la represión.
Por otro lado el giro a la novela rosa tiene cierta lógica como evasión a la
vida de penurias que llevaba la autora y su familia en el exilio.
Ésta es una historia. Es la vida de una mujer y su obra a través de la
misma. Si profundizamos un poco y dejamos a un lado los hechos, podemos
concluir que Elena Fortún, aún siendo recordada hoy en día sigue ausente, como
tantas otras, de las Historias de la Literatura. Es más, si dejamos de lado a
la autora y cogemos los hechos históricos en sí el resultado es el siguiente: a
una situación histórica de represión femenina (como lo fue la Restauración) se
responde con la creación de un espacio de (relativa) libertad para las mujeres
(la II República) que es a su vez respondida con un movimiento represor que fue
la dictadura. La historia se repite. Con pequeñas variaciones, eso sí.
Bibliografía
Dorao, M., Los mil sueños de Elena Fortún, Universidad de Cádiz, Cádiz, 2000
Fortún, Elena, Celia en el colegio, Alianza, Madrid, 1992
__________, Celia en el mundo, Alianza. Madrid, 1993
Rodrigo, Antonina, El Lyceum Club Femenino, Revista virtual Ojos del Papel http://www.ojosdepapel.com/
Uría Ríos, Paloma, “Celia en la
Revolución” en El exilio literario
español de 1939: Actas del Primer Congreso Internacional, vol. II coord.
Manuel Aznar Soler, Bellaterra, 1995
_____________, En tiempos de Antoñita la Fantástica,
Foca, Madrid, 2004
Nota de la
autora: buscar los artículos de feminismo fue una labor imposible, consulté el
fondo de la biblioteca (números sueltos de 1928 a 1930) sin ningún resultado.
Al consultar online descubrí que la revista Estampa tiene más de 400 números
entre 1928 y 1938.
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