domingo, 31 de marzo de 2013

Episodio III: Amidala, empowerment y maternidad



Tras el gran éxito cosechado con la trilogía anterior, después de 22 años, el mismo director (y un equipo muy parecido) de la saga se lanzan a filmar la segunda trilogía. Las tres películas que las componen constituyen una precuela de la trilogía anterior; en ellas se explican los orígenes de Anakin Skywalker, antes de ser Darth Vader. Así se completa la historia llegando a encajar con el esquema de leyenda-patrón de Rank. En esta nueva trilogía, vuelve a darse la tríada de protagonistas; en este caso serán Anakin Skywalker, Padmé Amidala y Obi-Wan Kenobi. El director vuelve a optar por el mismo esquema de dos hombres y una mujer con unas características muy similares a los personajes de saga anterior. Al analizar las nuevas películas, tras dos décadas, cabe preguntarse si los personajes femeninos han cambiado de algún modo y si eso es así, cómo han cambiado.
La primera película, Episode I: The phantom menace (1999), es una presentación de la nueva trama argumental y los nuevos personajes. En esta primera introducción la tríada de personajes aún no está constituida totalmente ya que Anakin, el protagonista, es un niño de unos diez años. Sin embargo, es muy interesante cómo se constituye el personaje femenino principal, Padmé Amidala, desde esta primera película. Amidala es la reina de un pequeño planeta, Naboo, ha sido elegida democráticamente (y en ello insiste en numerosas ocasiones el personaje) y se enfrenta a un problema político-comercial con el Virrey de otro planeta, el cual le propone un tratado que convertiría a los habitantes de Naboo prácticamente en sus esclavos a cambio de solucionar sus problemas de escasez alimentaria. Las tensiones políticas derivadas del conflicto están a punto de causar una guerra entre ambos planetas. Ahí es donde comienza la trama. Otra vez introducida por el personaje femenino, otra vez este personaje femenino es un alto cargo político. Sin embargo esta vez la construcción externa del personaje transmite de forma contundente sus responsabilidades: la reina va siempre escoltada por su guardia personal, que son cuatro mujeres, y su vestuario contribuye a crear la sensación de poder a través de la distancia que crea con el espectador: su caracterización es extrañante, el maquillaje, el tocado, el vestido, todo nos resulta extraño, ajeno. Se crea una barrera con el espectador que hace sentir un gran respeto por el personaje cuando está así ataviado.
 


En estas películas, además, Amidala no es la única mujer que participa en alta política; por un lado se hace patente que el Gobierno de Naboo sólo elige mujeres como gobernantes (ella sólo es reina en la primera película), y por otro en los planos generales del Senado de la República Galáctica (donde trabajará en las otras dos películas) se ven personajes con atributos femeninos, así como se ven una mujer que forma parte del Consejo Jedi. Sin embargo los personajes femeninos siguen siendo minoría: sí logran una mayor presencia en las escenas, una mayor presencia en los órganos de gobierno (frente a las dos únicas que aparecen en la primera trilogía), sí logran profesiones de riesgo como cazarrecompensas, soldado o jedi; pero la mayoría sigue siendo para los personajes masculinos.

Es destacable que, al igual que en la otra trilogía, sí haya algunas escenas en las que el personaje de Amidala se objetualiza. En la segunda película, Episode II: Attack of the clones (2002), tiene lugar el desencadenante de la guerra civil que asolará la galaxia hasta el desenlace final en que, como ya comenté antes, Luke tiene que deshacerse de su padre para volver a instaurar la paz. Durante la batalla de Geonosis, tiene lugar una escena que en principio, recuerda a las luchas de gladiadores: los tres protagonistas, serán sacrificados como espectáculo luchando contra bestias salvajes. Durante la pelea, Amidala resulta herida, un zarpazo en la espalda le arranca la mitad de la camiseta:


Es la misma táctica que la empleada en Return of the Jedi (1983): la protagonista femenina, enseñando parte de su cuerpo sin ropa (en este caso menos que en la película de 83) se dedica a disparar heroicamente a los enemigos a su alcanza. El trasfondo de la imagen sigue siendo la contemplación erótica, hay muchos planos del vientre y la espalda de la Senadora Amidala, aunque es notablemente menos explícita. La espectadora tiene una sensación menos extrañada que ante las imágenes de Return of the Jedi. También la sensación de identificación se refuerza para la espectadora al ver personajes femeninos participando en la batalla.

 
  
Otro aspecto que difiere de la primera trilogía, es la presencia de la maternidad. Amidala queda embarazada de los que serán los protagonistas de la trilogía anterior (Luke y Leia). A lo largo de la película, Revenge of the Sith (2005), se ve cómo poco a poco su vientre se va engrosando hasta el parto final. De este embarazo se extraen por un lado las implicaciones de lo socialmente aceptado a cerca de qué es ser madre y qué implica esto, y por otro, cómo se cumple la leyenda patrón al traer este embarazo la caída en desgracia del padre (esta idea se refuerza al soñar Anakin con el parto): 

Amidala: This baby will change our lives. I doubt the Queen will continue to allow me to serve in the Senate. And if the Council discovers you’re the father, you’ll be expelled…

Anakin: I know, I know…
Se da un elevado valor a la maternidad, ya que no es compatible con las ocupaciones políticas. Sin embargo, del discurso de la Senadora se extrae que ella querría seguir sirviendo en el Senado pero las convenciones socio-políticas de su tierra se lo impedirán: la maternidad es importante pero subordina a la crianza de los hijos, una mujer no puede ser política y madre al mismo tiempo o al menos no puede ser al mismo tiempo una política de élite y una buena madre, este mensaje se desprende de lo relacionado con la Senadora y su futura y posiblemente solitaria maternidad. En ningún momento el personaje pretende que el padre de los niños deje su carrera y se sacrifique con ella a la crianza de los pequeños.




La iconografía empleada tras el nacimiento de los bebés es también muy reveladora: Anakin no llega a saber en ningún momento que sus hijos llegaron a nacer, se entierra a la Senadora con un vientre postizo para que esto no ocurra cumpliendo así la profecía (y al igual que ocurre en Edipo Rey o en cualquier otra leyenda que cumpla el patrón). Y se entrega en secreto a los niños a dos familias para su crianza: Leia es entregada al Senador Organa, del planeta Alderaan; y Luke es llevado a Tattoine con la familia de su padre, Owen y Beru Lars. Lo interesante de este desenlace final es que en ambas escena de entrega de los niños es la mujer de la pareja quien sostiene al bebé y el hombre quien los contempla como protegiéndolos.





La imagen de las mujeres en la segunda trilogía de Star Wars, dejan ver que el estereotipo de mujer usado en las anteriores sigue siendo muy similar: son fuertes, independientes y seguras de sí mismas, sin embargo sigue habiendo un poso ideológico muy significativo: las mujeres pueden dedicarse a las mismas tareas que los hombres siempre y cuando dejen esas tareas para dedicarse a la maternidad si es la maternidad el camino que eligen; maternidad y carrera profesional no son compatibles. Hay que decir también que la presencia femenina en estas tres películas es muy superior a la de las anteriores aunque sin llegar ni mucho menos a la paridad.   

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