domingo, 31 de marzo de 2013

Episodio I: Introducción: El universo Star Wars, creación de un mito.



  El cine es fantasía. Las imágenes plasmadas en la pantalla pueden ser o no representativas de la realidad; sin embargo estas contribuyen a difundir y a tomar como real lo que la pantalla cuenta (Rodríguez Fernández, 2006). Partiendo de esta idea como base de la argumentación me propongo examinar desde una perspectiva de género la saga cinematográfica dirigida por George Lucas, Star Wars. Otra idea clave en esta exposición es el hecho de que el cine de Hollywood está franca y abiertamente al servicio de la ideología patriótica y que ésta es conservadora e imperialista[1]. Las películas que analizaré más abajo entran dentro de este tipo de cine. Mi intención es mostrar cómo se construyen los personajes femeninos en este tipo de cine y cómo ha ido evolucionando el estereotipo de “heroína de acción” desde la primera película, Star Wars (más tarde rebautizada como Episode I: A new hope) en 1977 hasta el estreno hace menos de un año de la última Clone Wars.
En plena efervescencia del movimiento feminista, surge en Hollywood una recuperación de las formas cinematográficas próximas al western y a los relatos épicos tradicionales. En este resurgimiento de una dramaturgia maniquea de buenos y malos se encuadra la aparición de Star Wars. El argumento de las películas se basa en una sencilla formulación de la leyenda-patrón desarrollada a principios de siglo por Otto Rank (discípulo de Freud) que consiste en:
“El héroe (en este caso Luke Skywalker) desciende de unos padres de la más alta nobleza (de la Senadora Padmé Amidala y el caballero Jedi Anakin Skywalker) […]. Su origen se halla precedido por dificultades tales como la continencia, la esterilidad prolongada o el coito secreto de los padres a causa de una prohibición externa u otro obstáculo (a los caballeros Jedi se le prohíbe tener relaciones de apego). Durante la preñez, o con anterioridad a la misma, se produce una profecía u oráculo que advierte contra el nacimiento por lo común poniendo en peligro al padre o su representante (El padre sueña con la muerte de madre al dar a luz, al intentar evitarlo cae en desgracia). Por regla general, el niño es abandonado a la aguas en un recipiente (en este caso no). Luego es recogido y salvado por animales o gente humilde (los tíos de Luke, granjeros, son quiénes lo crían) […]. Una vez transcurrida la infancia, descubre su origen noble de manera altamente variable; y luego, por un lado se venga de su padre (Luke tiene que matar a su padre), y por el otro, obtiene el reconocimiento de sus méritos, alcanzando finalmente el rango y los honores que le corresponden (Tras morir su padre, Luke restablece la paz en la galaxia y vuelve a fundar la Orden Jedi, extinguida por causa de su padre)”.
Hoy en día y desde finales de los 70, el género fantástico se ha expandido convirtiéndose en uno de los preferidos del público. Quizá sea ése el motivo por el que apenas se han dedicado a estudios a dicho género a pesar de la creciente demanda de este tipo de películas no sólo desde los 70 sino mismamente en la última década: la fantasía y en concreto el cine fantástico es uno de los más activos de los últimos tiempos. La democratización del género fantástico (su difusión en medios “menores” como el cómic, las novelas gráficas, portadas de discos, etc.) ha provocado un rechazo por parte de la crítica. Sin embargo es uno de los géneros que más influencia han tenido en nuestras vidas, al menos de forma inconsciente.
El universo Star Wars bebe directamente tanto de fuentes europeas como las leyendas épicas británicas de caballeros, órdenes sagradas, etc., el cómic europeo de ciencia-ficción (Valerian, agente espacio-temporal, de Mézières, por ejemplo); como de leyendas japonesas de samuráis, duelos de espadas e increíbles habilidades físicas y mentales. Dentro de la teoría literaria, podría en cuadrarse en el género épico ya cumpliría las tres funciones esenciales del relato épico descritas por Bajtin:
1.      El objeto de la narración se inspiraría en un pasado épico nacional. Al carecer Estados Unidos de una tradición propia (reconocida por el Imperialismo), el objeto estaría ambientado en un mundo fantástico muy lejano al nuestro, pero bebiendo, como he dicho, de tradiciones sobre todo europeas.
2.      Las fuentes de la narración serían tradiciones y leyendas nacionales, en este caso las mitologías medievales europeas y parte también de las tradiciones niponas.
3.      El universo épico surgido de estos dos movimientos estaría separado de la contemporaneidad del emisor y el receptor por una distancia épica absoluta (que en este caso se nos impone al principio con el célebre inicio de “A long, long time ago, in a galaxy far, far away”. (Bajtin, 1989)
Así, George Lucas y su equipo crean un universo totalmente completo e independiente de ningún otro al servicio de la ideología patriótica estadounidense. No hay que olvidar que los “protagonistas buenos” de la saga luchan siempre por la República Galáctica, un ente político que representa la democracia y la libertad; frente al Imperio fruto de la muerte de la primera y con un espíritu de conquista y represión. Dentro de este universo conviven diferentes especies alienígenas cada una de ellas con representación de ambos sexos, por tanto es factible hacer un análisis de cómo se ordena esta división y cuáles son las funciones de uno y otro sexo dentro de este universo. Antes de empezar con un análisis más detallado de los personajes femeninos remarcaré que este tipo de filmes van dirigidos a un público mayoritariamente masculino y que como espectadora tomaré una posición intermedia (basada en la lectura negociada de Showalter): seguiré la trama en el orden de aparición de las películas cuestionando dicho aspecto (o al menos lo intentaré).

Iré posteando paso a paso este análisis.



[1] Ver nota en la Bibliografía: 

Nota: Además de la bibliografía citada, empleé un artículo llamado “Cine y feminismo” (que se comentó en una asignatura que cursé hace años y cuya referencia tengo en apuntes) que es el que se hace referencia a las teorías de Elaine Showalter y que, desgraciadamente, no conozco el nombre de su autor/a ni en qué libro está publicado. Pido disculpas.

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