El
cine es fantasía. Las imágenes plasmadas en la pantalla pueden ser o no representativas
de la realidad; sin embargo estas contribuyen a difundir y a tomar como real lo
que la pantalla cuenta (Rodríguez Fernández, 2006). Partiendo de esta idea como
base de la argumentación me propongo examinar desde una perspectiva de género la
saga cinematográfica dirigida por George Lucas, Star Wars. Otra idea clave en esta exposición es el hecho de que el
cine de Hollywood está franca y abiertamente al servicio de la ideología
patriótica y que ésta es conservadora e imperialista[1].
Las películas que analizaré más abajo entran dentro de este tipo de cine. Mi
intención es mostrar cómo se construyen los personajes femeninos en este tipo
de cine y cómo ha ido evolucionando el estereotipo de “heroína de acción” desde
la primera película, Star Wars (más
tarde rebautizada como Episode I: A new
hope) en 1977 hasta el estreno hace menos de un año de la última Clone Wars.
En
plena efervescencia del movimiento feminista, surge en Hollywood una
recuperación de las formas cinematográficas próximas al western y a los relatos
épicos tradicionales. En este resurgimiento de una dramaturgia maniquea de
buenos y malos se encuadra la aparición de Star
Wars. El argumento de las películas se basa en una sencilla formulación de
la leyenda-patrón desarrollada a principios de siglo por Otto Rank (discípulo
de Freud) que consiste en:
“El
héroe (en este caso Luke Skywalker) desciende de unos padres de la más alta
nobleza (de la Senadora Padmé Amidala y el caballero Jedi Anakin Skywalker)
[…]. Su origen se halla precedido por dificultades tales como la continencia,
la esterilidad prolongada o el coito secreto de los padres a causa de una
prohibición externa u otro obstáculo (a los caballeros Jedi se le prohíbe tener
relaciones de apego). Durante la preñez, o con anterioridad a la misma, se
produce una profecía u oráculo que advierte contra el nacimiento por lo común
poniendo en peligro al padre o su representante (El padre sueña con la muerte
de madre al dar a luz, al intentar evitarlo cae en desgracia). Por regla
general, el niño es abandonado a la aguas en un recipiente (en este caso no).
Luego es recogido y salvado por animales o gente humilde (los tíos de Luke,
granjeros, son quiénes lo crían) […]. Una vez transcurrida la infancia,
descubre su origen noble de manera altamente variable; y luego, por un lado se
venga de su padre (Luke tiene que matar a su padre), y por el otro, obtiene el
reconocimiento de sus méritos, alcanzando finalmente el rango y los honores que
le corresponden (Tras morir su padre, Luke restablece la paz en la galaxia y
vuelve a fundar la Orden Jedi, extinguida por causa de su padre)”.
Hoy
en día y desde finales de los 70, el género fantástico se ha expandido
convirtiéndose en uno de los preferidos del público. Quizá sea ése el motivo
por el que apenas se han dedicado a estudios a dicho género a pesar de la
creciente demanda de este tipo de películas no sólo desde los 70 sino
mismamente en la última década: la fantasía y en concreto el cine fantástico es
uno de los más activos de los últimos tiempos. La democratización del género
fantástico (su difusión en medios “menores” como el cómic, las novelas
gráficas, portadas de discos, etc.) ha provocado un rechazo por parte de la
crítica. Sin embargo es uno de los géneros que más influencia han tenido en
nuestras vidas, al menos de forma inconsciente.
El
universo Star Wars bebe directamente
tanto de fuentes europeas como las leyendas épicas británicas de caballeros,
órdenes sagradas, etc., el cómic europeo de ciencia-ficción (Valerian, agente espacio-temporal, de
Mézières, por ejemplo); como de leyendas japonesas de samuráis, duelos de
espadas e increíbles habilidades físicas y mentales. Dentro de la teoría
literaria, podría en cuadrarse en el género épico ya cumpliría las tres
funciones esenciales del relato épico descritas por Bajtin:
1. El
objeto de la narración se inspiraría en un pasado épico nacional. Al carecer
Estados Unidos de una tradición propia (reconocida por el Imperialismo), el
objeto estaría ambientado en un mundo fantástico muy lejano al nuestro, pero
bebiendo, como he dicho, de tradiciones sobre todo europeas.
2. Las
fuentes de la narración serían tradiciones y leyendas nacionales, en este caso
las mitologías medievales europeas y parte también de las tradiciones niponas.
3. El
universo épico surgido de estos dos movimientos estaría separado de la
contemporaneidad del emisor y el receptor por una distancia épica absoluta (que
en este caso se nos impone al principio con el célebre inicio de “A long, long
time ago, in a galaxy far, far away”. (Bajtin, 1989)
Así,
George Lucas y su equipo crean un universo totalmente completo e independiente
de ningún otro al servicio de la ideología patriótica estadounidense. No hay
que olvidar que los “protagonistas buenos” de la saga luchan siempre por la
República Galáctica, un ente político que representa la democracia y la
libertad; frente al Imperio fruto de la muerte de la primera y con un espíritu
de conquista y represión. Dentro de este universo conviven diferentes especies
alienígenas cada una de ellas con representación de ambos sexos, por tanto es
factible hacer un análisis de cómo se ordena esta división y cuáles son las
funciones de uno y otro sexo dentro de este universo. Antes de empezar con un
análisis más detallado de los personajes femeninos remarcaré que este tipo de
filmes van dirigidos a un público mayoritariamente masculino y que como
espectadora tomaré una posición intermedia (basada en la lectura negociada de Showalter):
seguiré la trama en el orden de aparición de las películas cuestionando dicho aspecto
(o al menos lo intentaré).
Iré posteando paso a paso este análisis.
[1]
Ver nota en la Bibliografía:
Nota: Además de la bibliografía citada,
empleé un artículo llamado “Cine y feminismo” (que se comentó en una asignatura que cursé hace años y cuya referencia tengo en apuntes) que es el que se hace
referencia a las teorías de Elaine Showalter y que, desgraciadamente, no
conozco el nombre de su autor/a ni en qué libro está publicado. Pido disculpas.
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